Un día el labriego dijo:
Cansado estoy,,,
Y su carga dejó sin importarle
cuántos soles atrás habían curtido
¡inclementes los músculos endrinos!
Que llegaría otro día,
que llegaría otra luna?
Que vendrían otras mieses
a llenar ricos trojes?
Qué le importaba ahora
cuando ni una ilusión
empujaba su brazo codicioso
tras la mágica tierra
a la que otrora
ávidamente le arrancó milagros?
Sentía el corazón cual redoma vacía;
su espera no tenía ninguna sensatez
y su alma tras las huellas
de un mito inaccesible,
se preguntaba absorta,
lo que es felicidad.
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……………………
Sentose el hombre rudo
sobre la tierra amarga
y pasó muchos soles
y esperó muchas lunas,
hasta que al fin sus ojos
cansados de esperar,
como una uvayema
empinada en su tallo
desafiando a los cielos,
quedaron en tinieblas
y se tornaron ciegos…
Ignorando a los hombres
se quedó con su pena,
y entonces los colosos
-Silencio y Soledad-,
le dieron la respuesta
que incrédulo esperaba.
¡Porque el gran Sol Eterno
iluminó el abismo
De su noche sin fe!"